Sunday 8 December 2013



De golpe todo cambió, un supernova masivo en el cielo que llamamos conciencia, mi intención no era que alguien saliera herido, no pensaba que mis palabras llegarían como una bala al corazón. 
La última de tantas cartas, aún no sé si fue un error o la mejor decisión que tomé, causó delirio. Abrí el baúl de recuerdos mediante letras, como si pasara un rodaje de tu vida frente a tus propios ojos. Yo en el momento me perdí, me perdí así como se pierde el control remoto o una media del par, inexplicablemente, y no hubo nada que haya podido hacer para remediar lo que ya había hecho. 

Las personas se pierden, unas para bien, otras para mal y su futuro es incierto, el tuyo, el mío, también. No nos fijamos en los detalles (que hablan por sí solos) abriendo un poco mas los ojos a lo pequeño, nos daríamos cuenta de tantas cosas, fíjate en las grietas que pisas, en las calles por donde caminas, en los extraños con los que intercambias miradas, sonríe, no sabes quién está teniendo un mal día. Aquella carta, un detalle más ¿Por que no te diste cuenta a tiempo? ¿Por que no hable cuando podía? Mis cartas son tu agonía y mi plan maestro, pienso que así es la vida para algunos, así como algo que terminó cuando no debía, así pasa con la vida. 
Veo a una mujer caminando por la calle parando bruscamente en medio de ella para atarse el cabello en una cola alta ¿Que tanto le puede incomodar para tomarse la molestia de detenerse a recogerlo? ¿Que tanto te puede molestar algo para que decidas eliminarlo por completo? Aquel detalle en el que me fije, aquel que creó dudas en mi, el detalle que me mostró que los días son fugaces pero la vida no debería ser así, tú y yo, tampoco debimos serlo. 

Hace ya varios días te di ese pedazo de papel lleno de confesiones, su escrito no era algo fácil de pasar, horas y horas pensando si era capaz de enviarla, formé un caos y huí, te abandoné, eso lo sé y me arrepiento de haberlo hecho, allí estaban todos esos detalles que olvide mencionar y aunque su contenido era aterrador, estaba tan hermosamente enmascarada, no pienso tropezar en el mismo escalón dos veces pero mientras me levanto para volver a intentar pienso en cómo me obsesionan las comparaciones con el espacio sideral y que si tu haz de ser una estrella, serías aquella a la derecha, la que nunca deja de brillar y la que mis ojos son incapaces de ignorar.

"Se despidieron y en el adiós,
ya estaba la bienvenida."
-Mario Benedetti